05 Sep ¿Quién cuida nuestros suelos?
La zona de Río Cuarto tiene diferentes tipos de suelos que presentan alta susceptibilidad a los procesos erosivos, ya sea por su ubicación en el relieve o por su conformación.
La acción del viento, de la lluvia o ambos producen daños en el suelo que conducen a pérdidas del mismo. Situación que, en los últimos años, se vio acrecentada por la intensificación agrícola.
Al pensar en su cuidado aparecen dos protagonistas: «el Estado: el suelo es un patrimonio nacional sobre el cual hay una soberanía; y la acción de quien utiliza el suelo, ya sea dueño o arrendatario», expresa el Ing. Alberto Montesano, miembro del CRCS.
«Muchas veces los procesos productivos conllevan consecuencias que quienes trabajan la tierra desconocen o no pueden reconocer». Y es aquí donde emerge la principal función del Consejo Regional de Conservación de Suelos, Río Cuarto. La de crear conciencia, asesorar y acompañar a los productores en la preservación del suelo, por ejemplo a través de distintos tipos de ensayos que permitan obtener información que beneficie directamente al productor y a nuestra tierra. «Es decir, el productor tiene responsabilidad pero no está solo«, afirma Montesano.
«El productor tiene responsabilidad pero no está solo, el Consejo lo asesora y lo acompaña en la preservación del suelo».
De este modo, es necesario que como sociedad tomemos conciencia de que «existe un proceso que está deteriorando el suelo que trabajamos, y que eso se puede convertir en una pérdida de patrimonio, de productividad, de trabajo y de ventas»; pero también de que esa realidad conflictiva se puede evitar y transformar en una fortaleza desde la implementación de buenas prácticas productivas.
El Estado por su parte debe trabajar a nivel de cuenca a través de obras de contención (embalses y microembalses) y de planificación.
«Existe un proceso que está deteriorando el suelo (…) que se puede transformar desde la implementación de buenas prácticas».
Se puede incrementar la productividad de los cultivos cuidando el suelo
Años de ensayos han determinado que: con lluvias escasas a normales, la siembra cortando la pendiente o con terrazas de absorción mejoró el rendimiento del maíz y la soja en 30 qq y 7 qq respectivamente cuando se lo comparó con siembras a favor de la pendiente. En años húmedos rindieron lo mismo pero se evitó una alta pérdida de suelo y se generaron menos escurrimientos.
Ensayo de manejo pos maní: Con cultivo de cobertura se disminuye la pérdida de suelo
Del mismo modo, explica Montesano, «se comprobó que, en una sola tormenta, el sector sin cobertura sembrado perdió 1,8 toneladas de suelo, mientras que el sector que tenía cultivo de cobertura prácticamente no tuvo pérdidas».
«Estos trabajos se realizan para darle elementos al productor y que mejore su forma de trabajar, para que gane más, y se pierda menos suelo. En definitiva se beneficia toda la comunidad», concluye.
Volviendo a la pregunta inicial, ¿quién debe cuidar nuestros suelos? Necesariamente debemos hablar en plural, de una responsabilidad conjunta y un trabajo que se debe realizar de manera integral. Las acciones tienen que ser mancomunadas para lograr cambios reales y sustentables.