Consejo Regional de Conservación de Suelos | Los suelos salinos del sur de Córdoba
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Los suelos salinos del sur de Córdoba

¿Cómo son? ¿Cómo se comportan? Conocerlos es esencial para ajustar los sistemas de producción a sus limitaciones y potencialidades y adoptar las prácticas de manejo más adecuadas.

Empecemos por la base. Los suelos salinos son grupos de suelos con alto contenido de sales solubles y/o altas cantidades de iones de sodio. El tipo de sales, sus concentraciones y los factores que favorecen su acumulación, son características claves para diferenciar suelos afectados por salinidad.

El estudio de estos suelos es muy complejo porque involucra a los que son salinos y/o alcalinos más los que fueron salinos pero que actualmente retienen alguna característica causada por la salinidad. A ellos se suman los suelos potencialmente afectables por sales, por razones naturales o antrópicas. 

En Argentina el panorama de los suelos afectados por sales puede generalizarse y resumirse en tres grupos:

1. Suelos afectados por sales en ambientes áridos y semiáridos no irrigados.

2. Suelos afectados por sales en áreas áridas y semiáridas bajo riego.

3. Suelos afectados por sales en ambientes húmedos.

El sur de la provincia de Córdoba presenta suelos del primer grupo, afectados por sales en ambientes áridos y semiáridos, no irrigados. Estos se formaron en condiciones en las que no existe un lavado de sales por agua. Las sales que suben a la superficie provenientes de las napas, quedan depositadas allí. Muy comúnmente se encuentran en depresiones y presentan capas freáticas salinas o muy salinas, cercanas a la superficie”, explica Ivana Álvarez, docente, diplomada en suelo y fertilidad en la UCC e integrante del CRCS Gral. Roca.

«El sur de la provincia de Córdoba presenta suelos del primer grupo, afectados por sales en ambientes áridos y semiáridos, no irrigados. Estos se formaron en condiciones en las que no existe un lavado de sales por agua. Las sales que suben a la superficie provenientes de las napas, quedan depositadas allí»

Los tres principales tipos de suelos salinos son: suelos salinos, sódicos y salino-sódicos. 

Cuadro 1: Características de los suelos salinos (FAO 2021)

Suelos salinos y la freática

Como explica Ivana, «comprender el comportamiento de la napa freática, principal fuente de sales al suelo en el área pampeana central, es esencial para definir el grado e intensidad de la afectación, proponer los mejores usos y adoptar las prácticas de manejo más adecuadas«.

«Las napas son cuerpos subterráneos de agua que circulan en forma lenta de acuerdo a la pendiente del terreno. Las variaciones de profundidad  de estas, se relacionan con la cantidad de agua que recargan (agua que asciende a la superficie) y las descargas (agua que desciende). La principal fuente de recarga para la napa es la lluvia, mientras que la descarga se produce principalmente en respuesta a las demandas de evapotranspiración de la atmósfera y, en segundo lugar, al escurrimiento subterráneo», sostiene la especialista.

Y agrega que «conocer la variación de la napa es uno de los parámetros esenciales para entender, predecir y ajustar los sistemas de producción a sus reales limitaciones y potencialidades. Esto se realiza de forma sencilla mediante pozos de observación o freatímetros, en los que se va monitoreando quincenal o mensualmente». 

«Conocer la variación  de la napa es uno de los parámetros esenciales para entender, predecir y ajustar los sistemas de producción a sus reales limitaciones y potencialidades. Esto se realiza de forma sencilla mediante pozos de observación o freatímetros, en los que se va monitoreando quincenal o mensualmente» 

Suelos salinos y vegetación

Según cuenta Ivana, la vegetación, en suelos que pueden estar influenciados por la napa, permite la cicatrización del sitio y  la reducción de la concentración salina.

La vegetación, en suelos que pueden estar influenciados por la napa, permite la cicatrización del sitio y  la reducción de la concentración salina.

No obstante, la intensidad del lavado de sales va a estar determinado por el tipo de pastizal, el porcentaje de cobertura del suelo y el tiempo de clausura al pastoreo.

En los suelos cubiertos habría una tendencia a la reducción de la salinidad superficial. Cuanto mayor es el tiempo de descanso del pastizal, mayor es la reducción.

Por el contrario, los suelos desnudos tienden a concentrar mayor cantidad de sales en superficie, con lo cual también aumentan los procesos de sodificación – dispersión de arcillas, reflejada en tasas de infiltración cercanas a cero-. 

«En estas condiciones, el lavado de sales es prácticamente nulo. Hay una tendencia hacia la pérdida de agua y sales por escurrimiento, y un aumento en el ascenso capilar de sales hacia superficie. Es un ciclo que mantiene una concentración máxima de sales en superficie. En estas condiciones de suelo se hace poco viable el establecimiento de nuevas especies, de no mediar alguna técnica que permita recuperar la cobertura», explica la especialista.